Te doy gracias María, por
ser una mujer. Gracias por haber sido mujer como mi madre. Y por haberlo sido en
un tiempo en el que ser mujer era como no ser nada.
Gracias porque cuando
todos te consideraban una mujer de nada tú fuiste todo, todo lo que un ser
humano puede ser y mucho más.
Te doy gracias porque
supiste encontrar la libertad siendo esclava, aceptando la única esclavitud que
libera, la esclavitud de Dios y nunca te enzarzaste en todas las otras
esclavitudes que a nosotros nos atan.
Te doy gracias porque te
atreviste a tomar la vida con las dos manos. Porque al llegar el ángel te
atreviste a preferir tu misión a tu comodidad, porque aceptaste tu misión
sabiendo que era cuesta arriba, en una cuesta arriba que acababa en un
Calvario.
Gracias por ser alegre en
un tiempo de tristes, por ser valiente en un tiempo de cobardes.
Gracias por atreverte a ir
embarazada hasta Belén, gracias por dar a luz donde cualquier otra mujer se
hubiera avergonzado.
Gracias por haber sabido
ser luego una mujer de pueblo, por no haber necesitado ni ángeles, ni criadas
que te amasaran el pan y te hicieran la comida.
Gracias por haber sabido
vivir sin milagros ni prodigios, por haber sabido que estar llena no era estarlo
de títulos y honores, sino de amor. Gracias por haber aceptado el
exilio
Gracias por haber sabido
quedarte en silencio y en la sombra durante la misión de tu Hijo, pero
sosteniendo de lejos el grupo de mujeres que le seguían.
Gracias por haber sido la
mujer mas entera que ha existido nunca y gracias, sobre todo, por haber sido la
única mujer de toda la historia que volvió entera a los brazos de
Dios.
Gracias por haber seguido
siendo madre y mujer en el cielo, por no cansarte de amamantar a tus hijos de
ahora.
Gracias por no haber
reclamado nunca con palabras vacías tu derecho de mujer en la Iglesia, pero al
mismo tiempo haber sido de hecho el miembro mas eminente de la Iglesia, por ser
entre los hombres y mujeres todos de la tierra la que mas se ha parecido a tu
Hijo, la que mas cerca ha estado y está aún de Dios, intercediendo por
nosotros.