viernes, 21 de diciembre de 2012

EVANGELIO DEL DOMINGO 23-DICIEMBRE-2012

DOMINGO A DOMINGO
CON EL PÁRROCO DE VIRGEN DEL ALBA


4º Domingo de Adviento - Ciclo C (23-12-2012)

 

Evangelio

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,39-45):

 

En aquellos días, María se puso de camino y fue a prisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.

Palabra del Señor




Faltan pocos días para celebrar y recordar el Nacimiento de Jesús. El Evangelio de hoy nos propone a María como ejemplo de Fe y confianza en Dios: ”Dichosa Tú, María, porque has creído”,  le dice su prima Isabel.

María es mujer de fe: “Bendita Tú porque has creído”. La mayoría de nosotros somos, mas bien, como aquellos a los que reprocha el Señor cuando les dice: “No todo el que dice Señor, Señor…entrará en el Reino de los cielos sino el que hace la voluntad del Padre”

La prueba de la Fe es el servir. Cuando María se entera de que su prima está de seis meses se pone en camino para servirle. Y es que, solo el que ama como María es capaz de servir. El fruto de la Fe es el amor y, el fruto del amor, es el servicio. Y es que, la Fe no basta con creerla, hay que vivirla.

Cada Navidad nos pones, como a María, en camino. Nos invita a ir al encuentro del otro, como María fue al encuentro con su prima pues, juntos, tendremos el Dios con nosotros, no el Dios conmigo. Con María caminemos para encontrarnos.

Cuando uno se encuentra con Jesús nace como en Isabel una gran alegría porque, el que cree ve el futuro en el presente. Frecuentemente estamos muy ocupados pero, frente a las cosas de Dios, nos gana la pereza.  Como María caminemos presurosos hacia el encuentro con Dios en el Hermano.


Gervasio Ruiz. S.V.D

 

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