miércoles, 20 de febrero de 2013

EVANGELIO DEL DOMINGO 24-FEBRERO-2013



DOMINGO A DOMINGO
CON EL PÁRROCO DE VIRGEN DEL ALBA

2º Domingo de Cuaresma - Ciclo C (24-2-2013)

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,28b-36):


En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. 

De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con Él. 
 
Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» No sabía lo que decía.
 
Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle.»
 
Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.
 



 Palabra del Señor




En este domingo, segundo de cuaresma, la Palabra de Dios nos invita a una fe que abra nuestra vida a la esperanza y nos anime a ponernos a caminar. Abrahán se fio de Dios y se puso en camino convencido de que Dios cumple y, por eso, estaba seguro de que, de acuerdo a las promesas Dios le haría, a pesar de la aparente impotencia, de la aparente esterilidad, padre de un gran pueblo: "Más numeroso que las estrellas del cielo" y que : "Poseerán estas tierras".

Abrahán es modelo del hombre de fe que sabe escuchar a Dios y obedecer. Lo mismo que le pidió Dios a Abrahán, a Pedro, a Santiago, a Juan nos pide a nosotros, que nos fiemos de El escuchando a su Hijo: "Este es mi Hijo, mi Elegido, escuchadle".
La escucha ha de ser la primera actitud de los discípulos. Dejar que las palabras bajen de la mente al corazón.

Pero Dios no quiere una fe a ciegas, nos va dando signos, pruebas que en los momentos difíciles, de crisis, sostenidos por esas vivencias, por esas experiencias, ("Transfiguración en el caso de Pedro, Juan, Santiago"), nos darán fuerza para pasar por los Getsemaní de la vida, por la cruz y las cruces de cada día: "Quien quiera ser mi discípulo niéguese a sí mismo, cargue con su cruz y sígame".

¡Hace falta mirar al cielo para que la realidad de la vida jamás nos haga perder la fe en el Hijo amado y para que nunca dejemos de escucharle y obedecerle!


Gervasio Ruiz. S.V.D

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