viernes, 25 de octubre de 2013

EVANGELIO DEL DOMINGO 27-OCTUBRE-2013

DOMINGO A DOMINGO

CON EL PÁRROCO DE VIRGEN DEL ALBA

30º Domingo del Tiempo Ordinario - Ciclo C (27-10-2013) 

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (18, 9-14):


Evangelio 27 de octubre 2013 colorEn aquel tiempo, a algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás, dijo Jesús esta parábola: «Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, un publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: “¡Oh Dios!, te doy gracias, porque no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo.” El publicano, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; sólo se golpeaba el pecho, diciendo: “¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador.” Os digo que éste bajó a su casa justificado, y aquél no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»

Palabra del Señor

Este texto evangélico que nos narra la parábola del fariseo y el publicano, aparece solo en Lucas y es una de las más conocidas del Evangelio. 

Nos gusta tanto porque, quizá, nos habla no sólo de los fariseos como personajes históricos de su tiempo, sino del fariseísmo como tentación permanente del cristiano. 

Todos tenemos una fariseo dentro. ¿Quién de nosotros no se justifica y se siente superior a los otros? ¿Quién es el que se escapa de hablar de una manera y actuar de otra? ¿No somos, en el fondo, un poco fariseos, un poco hipócritas?.

Es interesante que Lucas no da nombre a los dos personajes y es que a las personas no se les identifica por su nombre sino por su actitud. Ojalá tuviesemos la actitud del Papa Francisco cuando le preguntaron sobre los gays: "¿Quién soy yo para juzgarles?
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En este domingo Jesus continúa su enseñanza en torno a la oración. En el evangelio del domingo pasado se insistía en la necesidad de orar siempre sin desanimarse. En el de hoy, mediante otra parábola, propone la actitud con la que el creyente debe dirigirse a Dios. Si el domingo pasado elogiaba al orante que rezaba con insistencia, sin desanimarse, hoy destaca la actitud humilde y sincera de la oración.

Es claro el contraste entre las actitudes de los dos orantes: El fariseo se considera justo por sus propias obras, seguro de sí mismo y, desde su altura, desprecia a los demás a los que considera pecadores, comenzando por el publicano. ¡Qué lejos de la palabra de Jesús : "El que esté libre de pecado que tire la primera piedra"!.
Que contraste con el publicano...que no esconde su condición. Se sabe pecador y lo reconoce. Pero viene con el reconocimiento de su incoherencia. No se compara con nadie. Reconoce su vida y se confia a la benevolencia de Dios. Se deduce que ha hecho un cambio interior, un propósito de cambiar de vida. En caso contrario, si sigue perjudicando a sus semajantes,¿cómo podría volver perdonado?. Sería igual que el fariseo. Para el que se reconoce pecador, Dios es el espacio, el recurso del necesitado. Sin embargo para el orgulloso, Dios es tan solo un ídolo manipulado al propio capricho.
Seguramente no nos identificamos totalmente ni con el fariseo, ni con el publicano de la parábola. Ojalá, como el publicano, seamos capaces de decir: 

"Dios mío, ten compasión de mi,que soy un pecador".

Gervasio Ruiz. S.V.D

viernes, 18 de octubre de 2013

EVANGELIO DEL DOMINGO 20-OCTUBRE-2013

DOMINGO A DOMINGO

CON EL PÁRROCO DE VIRGEN DEL ALBA

29º Domingo del Tiempo Ordinario - Ciclo C (20-10-2013) 

DÍA DELDOMUND

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (18, 1-8):

Evangelio 20 Octubre color
"Cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará esta fe en la Tierra?"

En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola: «Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. 
En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: “Hazme justicia frente a mi adversario.” Por algún tiempo se negó, pero después se dijo: “Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara.”»
Y el Señor añadió: «Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?»

Palabra del Señor


La liturgia de hoy propone el salmo 121. Este salmo es un verdadero himno a la divina Providencia. El tema de este salmo es el telón de fondo de lo que la liturgia de hoy nos aconsejas para nuestra reflexión sobre la oración y, ante todo, sobre la oración de súplica o petición. Los textos de la liturgia de hoy vienen a decirnos que: "El éxito, la victoria final, dependen esencialmente de la oración. Debemos orar siempre, sin cansarnos".

De todas formas no hay que entender la oración en un sentido mágico. Si miramos la parábola de Jesús, la clave es la sed de justicia. 

Más que modelo de oración, la viuda del relato es ejemplo admirable de lucha por la justicia en medio de una sociedad corrupta que abusa de los más débiles.  Los poderosos ni temen a Dios, ni respetan la dignidad de los pobres.

Con José A. Pagola podemos preguntarnos:¿Es esta la fe y la oración de los cristianos satisfechos de las sociedades del bienestar? Seguramente tiene razón J.B.Metz cuando denuncia que en la espiritualidad cristiana hay demasiados cánticos y pocos gritos de indignación, demasiada complacencia y poca nostalgia de un mundo más humano, demasiado consuelo y poca hambre de justicia. 

Orar es pedir justicia, pero es también implicarse de lleno en el compromiso por la justicia. No tiene sentido pedir a Dios lo que no estamos dispuestos a realizar.

Hoy la Iglesia nos propone la Jornada Mundial de las Misiones, más conocida como DOMUND. El lema que este año nos propone es: Fe + Caridad = Misión.
Sintámonos corresponsables para que el anuncio del Evangelio pueda resonar en todos los rincones de la tierra.




Gervasio Ruiz. S.V.D

viernes, 11 de octubre de 2013

EVANGELIO DEL DOMINGO 13-OCTUBRE-2013

DOMINGO A DOMINGO

CON EL PÁRROCO DE VIRGEN DEL ALBA

28º Domingo del Tiempo Ordinario - Ciclo C (13-10-2013)

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (17, 11-19):

Evangelio 13 actubre de 2013 bn (2)
"Todos recibimos el abrazo de Jesús que nos limpia,
pero pocos contemplamos su rostro agradecido"
Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros.»
Al verlos, les dijo: «ld a presentaros a los sacerdotes.»
Y, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. Éste era un samaritano.
Jesús tomó la palabra y dijo: «¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?»
Y le dijo: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado.»

Palabra del Señor


Pasadas las vacaciones retomamos las tareas y, entre ellas, el compromiso asumido de tratar de estar con vosotros domingo a domingo.


Las lecturas de este domingo nos narran las curaciones de varios leprosos. Como sabéis los leprosos vivían en pequeñas colonias, marginados, alejados de sus familias y de los poblados, pues eran vistos como un peligro... por su posible contagio. Sólo quien está enfermo siente la necesidad de ser curado. Por eso, entre otras enseñanzas, las lecturas nos hacen ver a quien podemos acudir en ayuda a nuestras necesidades.



El Evangelio nos narra el episodio en que diez leprosos, al oír que pasa Jesús por allí, ven en Él al que puede sanarles y se ponen a gritar, en la distancia, (el grito es una forma de orar), que les cure.



Quizá más que fijarnos en el poder de la oración y en el milagro nos fijamos en el desagradecimiento y, desde ese desagradecimiento, la pena - reproche de Jesús: no eran díez los curados y solo vuelve a darme gracias uno, y además extranjero. Los otros nueve, judíos, se conformaron con cumplir la ley, (presentarse a los sacerdotes), pero su legalismo no les permitió ver que era obra de Dios y agradecer.



Lo mismo nos narra la primer lectura. Naamán, general de un ejército extranjero, es curado por mediación de un profeta. Sintiéndose curado retorna donde el profeta y, reconociéndolo como el mediador entre él y Dios, agradece y profesa su fe en el único Señor. Los dos leprosos, extranjeros (no como los judios bajo el peso de la ley) curados en el cuerpo, se abren a la fe y ésta los cura en el alma, es decir, les salva.



El Señor con esas curaciones nos quiere hacer ver que nos quiere parte de una Iglesia que no sea casa de pocos, sino casa de todos, donde todos puedan ser renovados, transformados y santificados por su amor. Porque la Iglesia no debe ser un juez desalmado, debe ser un padre que te abraza, te besa y hace fiesta.


Reconozcamos el actuar de Dios en nuestras vidas y,como dice el refrán, si es de bien nacidos ser agradecidos...

Seamos agradecidos. Crezcamos en compasión y agradecimiento.

Gervasio Ruiz. S.V.D