viernes, 11 de octubre de 2013

EVANGELIO DEL DOMINGO 13-OCTUBRE-2013

DOMINGO A DOMINGO

CON EL PÁRROCO DE VIRGEN DEL ALBA

28º Domingo del Tiempo Ordinario - Ciclo C (13-10-2013)

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (17, 11-19):

Evangelio 13 actubre de 2013 bn (2)
"Todos recibimos el abrazo de Jesús que nos limpia,
pero pocos contemplamos su rostro agradecido"
Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros.»
Al verlos, les dijo: «ld a presentaros a los sacerdotes.»
Y, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. Éste era un samaritano.
Jesús tomó la palabra y dijo: «¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?»
Y le dijo: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado.»

Palabra del Señor


Pasadas las vacaciones retomamos las tareas y, entre ellas, el compromiso asumido de tratar de estar con vosotros domingo a domingo.


Las lecturas de este domingo nos narran las curaciones de varios leprosos. Como sabéis los leprosos vivían en pequeñas colonias, marginados, alejados de sus familias y de los poblados, pues eran vistos como un peligro... por su posible contagio. Sólo quien está enfermo siente la necesidad de ser curado. Por eso, entre otras enseñanzas, las lecturas nos hacen ver a quien podemos acudir en ayuda a nuestras necesidades.



El Evangelio nos narra el episodio en que diez leprosos, al oír que pasa Jesús por allí, ven en Él al que puede sanarles y se ponen a gritar, en la distancia, (el grito es una forma de orar), que les cure.



Quizá más que fijarnos en el poder de la oración y en el milagro nos fijamos en el desagradecimiento y, desde ese desagradecimiento, la pena - reproche de Jesús: no eran díez los curados y solo vuelve a darme gracias uno, y además extranjero. Los otros nueve, judíos, se conformaron con cumplir la ley, (presentarse a los sacerdotes), pero su legalismo no les permitió ver que era obra de Dios y agradecer.



Lo mismo nos narra la primer lectura. Naamán, general de un ejército extranjero, es curado por mediación de un profeta. Sintiéndose curado retorna donde el profeta y, reconociéndolo como el mediador entre él y Dios, agradece y profesa su fe en el único Señor. Los dos leprosos, extranjeros (no como los judios bajo el peso de la ley) curados en el cuerpo, se abren a la fe y ésta los cura en el alma, es decir, les salva.



El Señor con esas curaciones nos quiere hacer ver que nos quiere parte de una Iglesia que no sea casa de pocos, sino casa de todos, donde todos puedan ser renovados, transformados y santificados por su amor. Porque la Iglesia no debe ser un juez desalmado, debe ser un padre que te abraza, te besa y hace fiesta.


Reconozcamos el actuar de Dios en nuestras vidas y,como dice el refrán, si es de bien nacidos ser agradecidos...

Seamos agradecidos. Crezcamos en compasión y agradecimiento.

Gervasio Ruiz. S.V.D


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