DOMINGO A DOMINGO
CON EL PÁRROCO DE VIRGEN DEL ALBA
2º Domingo de Adviento - Ciclo A (8-12-2013)
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (3,1-12):
Por aquel tiempo, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.»
Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y del valle del Jordán; confesaban sus pecados; y él los bautizaba en el Jordán.
Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizará, les dijo: «¡Camada de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente? Dad el fruto que pide la conversión. Y no os hagáis ilusiones, pensando: “Abrahán es nuestro padre”, pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras. Ya toca el hacha la base de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego. Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga.»
Palabra del Señor
Ordinariamente
toda Solemnidad que coincide con un domingo de los llamados "tiempos fuertes", (Adviento,Cuaresma,Navidad)...es trasladada de día. No ocurre así con la fiesta
de la Inmaculada a la que la Iglesia da un valor importantísimo y proclamó
patrona de España.
Las
lecturas de hoy, la primera y el Evangelio corresponden a la fiesta de la
Inmaculada. La segunda lectura al 2º Domingo de Adviento.
En
la segunda lectura vemos como la predicación de la Buena noticia comienza con
Juan Bautista. Él es el primero que anuncia el Reino y lo hace desde el
desierto, no desde la ciudad o los palacios. El desierto es el lugar de prueba
de nuestra fe y de encuentro con Dios, con nuestra realidad personal, con las
dificultades de la sociedad.
Juan
llama a un cambio de mentalidad y de vida pues, sin la conversión, es imposible
acoger a Cristo. Convertirse implica abandonar la hipocresía o tentativa de
engañar a Dios. La llamada siempre es en clave de esperanza, es una invitación a
un cambio profundo porque "no cambiaremos la vida si no cambiamos de vida".
La
Iglesia hoy nos pone como modelo a María, en contraposición a Eva. María
descubre su misión: "ser la esclava, la servidora", es decir, la que pertenece
al Señor y se dedica totalmente a colaborar con el plan salvador de Dios, con
todas sus fuerzas, en la misión recibida.
La
Conversión se ve en los frutos: "Por sus frutos los conoceréis dijo Jesús".
Ojalá, los demás, puedan ver en nosotros un cambio, de hijos de Eva (de la
desobediencia), a hijos de María (la llena de gracia, la del sí).
Gervasio Ruiz. S.V.D
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