miércoles, 27 de febrero de 2013

EVANGELIO DEL DOMINGO 3-MARZO-2013



DOMINGO A DOMINGO
CON EL PÁRROCO DE VIRGEN DEL ALBA

3er. Domingo de Cuaresma - Ciclo C (3-3-2013)

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (13,1-9):
 
En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. 

Jesús les contestó: «¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.»

Y les dijo esta parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. 

Dijo entonces al viñador: "Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?" 

Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas".»
  


Palabra del Señor




En este tercer domingo de cuaresma se nota una intensificación del espíritu cuaresmal.

Este domingo era el domingo de los escrutinios. Era el domingo donde se examinaba a los catecúmenos y la comunidad votaba si el "catequizando" podía ser bautizado en la próxima vigilia pascual porque había dado frutos de conversión, de cambio y lo encontraban conocedor de la verdadera doctrina.

Jesús insiste en que no tengamos miedo porque Dios está entre nosotros abriéndose camino para hacer un mundo más humano para todos. Pero, para que ese mundo sea posible, hace falta que cambiemos todos, que nos convirtamos antes de que sea tarde, que demos frutos de conversión en este camino pascual..."Si ustedes no se arrepienten perecerán..." Porque la muerte de los galileos cuando ofrecían sus sacrificios en el templo no fue cosa de Dios sino de la política brutal de Pilato que conducía a la violencia, a la represión y a la muerte de aquellos que no estaban de acuerdo con él. Lo mismo ocurre con la torre, que se cae y aplasta a algunos obreros, no es cosa de Dios sino de la incapacidad e irresponsabilidad de unos empleados públicos que no velaron por la seguridad de los obreros en una torre mal construida.

Cada cuaresma es una nueva oportunidad para que nos convirtamos. Convertirse no es esperar un juicio sino dar el fruto que Dios espera de nosotros, porque anunciar la cuaresma, tiempo de cavar y abonar, es anunciar la pascua, el fruto. Porque Dios no quiere hacer nada sin nosotros, respeta nuestra libertad.

Con palabras de S. Agustín: "Dios que te creo a ti sin ti, no te puede salvar a ti sin ti".

Que con la ayuda de Dios podamos dar el fruto que espera de nosotros y la humanidad que necesita.

Gervasio Ruiz. S.V.D

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